Alejandro Ronda Morales
Licenciado en Biología y con Máster en Profesorado de ESO y Bachillerato por la Universidad de Málaga. Compaginó su trabajo como profesor de Biología y de Física y Química en distintos cursos de Secundaria, con la obtención del Graduado en Magisterio de Educación Primaria por la Universidad Camilo José Cela de Madrid.
Actualmente imparte clases de Science Laboratory en P5 y P6, y lleva a cabo el proyecto “Todos somos científicos” diseñado para acercar las Ciencias Experimentales a Infantil y al resto de cursos de Primaria.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Me encanta poder enseñar a otros una visión diferente del mundo como científico, acercar al alumnado a mirar más allá de lo que podemos ver a simple vista, haciéndonos conscientes del enorme regalo que se nos ofrece cada día en la naturaleza que nos rodea. No dejo de maravillarme al escuchar los interrogantes de los niños al cuestionarse sobre el mundo, su evolución, los porqués que esconde… y ver cómo así aumenta su curiosidad y su deseo de aprender y saber más. Para mí es un privilegio ver sus caras al descubrir y entender significativamente los cambios de estado o el Principio de Arquímedes, por ejemplo, así como al desmontar ciertas falsas creencias. ¡La inocencia y la capacidad de los niños son alucinantes!
Me formé como profesor con vocación, convencido del poder transformador de la educación. Creo firmemente en la educación como herramienta que dignifica a la persona; la formación da libertad, amplía los horizontes, ayuda a que cada alumno se conozca más a sí mismo, que descubra su propio potencial y lo desarrolle ofreciéndoselo al mundo y generando así una sociedad más madura, más humana, más habitable, más fraterna. Como educadores, por tanto, no solo transmitimos contenidos, sino que acompañamos a los niños durante toda su etapa de desarrollo, con la responsabilidad y el disfrute que ello conlleva.
No hay nada más bonito y satisfactorio que poder apreciar el fruto del propio trabajo como educador al encontrarse con un antiguo alumno y ver que actualmente es un hombre o mujer que se desarrolla dando lo mejor de sí, ya sea como abogado, médico, arquitecto, maestro o cajero de supermercado, pero con unos valores concretos que aportar al mundo.
¿Desde cuándo formas parte del Claustro de Profesores del Colegio?
Embarqué en el Colegio en 2017, un año muy especial para mí, pues coincidió con el momento de hacerme padre. Desde entonces, he sido el profesor de Science Laboratory en los cursos más avanzados de Primaria, coordinándome con distintos compañeros. Actualmente (curso 2021-2022) imparto clases en P5 y P6.
Además, este curso hemos puesto en marcha, desde el Departamento de Ciencias de Primaria, un nuevo proyecto, precioso, llamado “Todos somos científicos”, que trata de acercar las ciencias experimentales al alumnado de Infantil y Primaria, por lo que ya es habitual verme también por cualquier clase desde I4 hasta P4. Desde entonces me he convertido en “el científico del cole”.
Si no pudieras ser profesor/a, ¿a qué te dedicarías?
Muy probablemente, me hubiera dedicado a la investigación científica. Me considero una persona curiosa, siempre con ganas de aprender y saber cosas nuevas, y me apasiona la ciencia en general. Hay algo que encuentro fascinante con respecto a la ciencia, y es que permite conocer en profundidad la realidad que nos rodea, y que todo ese conocimiento, más allá del mero afán de descubrir y explicar las cosas, puede ponerse al servicio de la humanidad, encontrando formas cada vez más sofisticadas y eficientes de mejorar la vida de las personas, desde la creación de vacunas hasta la invención de Internet.
Además, me entusiasma la divulgación científica y estoy firmemente convencido de la importancia que tiene el hecho de que, desde hace unas décadas, la ciencia haya dejado de ser solamente un artículo de lujo para que los sectores académicos alimenten sus disquisiciones intelectuales; se torna necesario democratizarla, hacerla tangible para el ciudadano de a pie, y así alcanzar una indispensable alfabetización científica de la sociedad, que nos ayude, por ejemplo, a prevenir que se nos engañe con bulos o con pseudociencia, algo tan tristemente en auge hoy día.
En ese sentido, me siento afortunado de tener la oportunidad de trabajar en este Colegio y de impartir esta asignatura, que me permite combinar mi pasión por la ciencia con mi vocación docente con tanta libertad, haciendo del aula-laboratorio una pequeña plataforma de iniciación a la cultura científica de los niños de hoy, que serán los adultos que tomen decisiones en el futuro.
¿Qué recuerdas de tu primer día de clase?
Recuerdo la ilusión con que me anudaba la corbata antes de salir de casa, cómo me sudaban las manos por los nervios y las ganas que tenía de formar parte de esta comunidad educativa que, poquito a poco, con los años, se ha ido convirtiendo en una segunda casa.
La primera promoción EIS a la que di clases siempre la recordaré de manera especial; con ellos aprendí y crecí como docente. Fue aquí donde me estrené como profesor de Primaria, ya que siempre había trabajado con cursos de Secundaria y Bachillerato hasta el momento. El primer día que entré en una clase, recuerdo que me asaltó cierta inseguridad… «¡Qué voy a hacer yo con niños tan pequeños!». Sin embargo, tardé poco tiempo en verlos como los mayores de Primaria, y su disposición a aprender y dejarse sorprender cambió todos mis esquemas. ¡Me ayudaron mucho!
¿Qué sigue igual en el Colegio?
La fidelidad a la esencia. Un Ideario soñado y pensado que cree en la excelencia del alumnado confiando en sus potencialidades y preparándolo para el mundo. Un mundo plural, internacional, como nuestro propio centro.
Esto se traduce también en la dedicación del profesorado y de todo el personal -administración, secretaría, monitoras, mantenimiento…- que se vuelca día a día en dar lo mejor de sí, siempre con una sonrisa, por y para nuestros alumnos, dando lustre así a la excelencia del Colegio, que se fundamenta en la excelencia de cada uno de nosotros.
Todo esto se da en un ambiente de ayuda, compañerismo y compromiso interno, con los alumnos y con las familias, y en una impecable coordinación, que, a veces, quizá por deformación profesional, se me antoja propia de una colmena o de un hormiguero, en que cada individuo funciona como un engranaje imprescindible en una gran maquinaria.
¿En qué crees que ha mejorado?
Son varias las mejoras que he podido observar en el tiempo que llevo en el Colegio. En primer lugar, sus instalaciones; en este tiempo se han creado nuevos espacios para nuestros alumnos. También ha habido notables mejoras en la dotación de recursos materiales, particularmente en el área de Ciencia. Los laboratorios del Colegio no dejan de actualizarse y dotarse de nuevo instrumental.
En esta línea, algo que, en mi opinión, hace grande a nuestro Colegio es que no solo se preocupa e invierte en nuevas instalaciones que mejoren la calidad educativa de nuestro alumnado, sino que va más allá, soñando y trabajando para generar espacios para los antiguos alumnos, convencidos de que esta sigue y siempre seguirá siendo su casa.
Por otra parte, nuestro centro ha sabido encajar estupendamente los reveses que ha propiciado la pandemia de la que aún sufrimos los que, espero, sean los últimos coletazos. Ello ha conllevado crecer y, no solo implementar, sino convertirnos en verdaderos expertos en nuevas tecnologías aplicadas a la educación, muchas de las cuales han venido para quedarse como complemento a la experiencia insustituible de la presencialidad en las aulas.
Todo ello, sumado a los intercambios en el extranjero, la formación artística y musical, deportiva, etc., sin olvidar los múltiples eventos solidarios en los que tomamos parte, hacen de este Colegio, sin duda, un centro en que claramente se busca llevar “la vida al aula y el aula a la vida”.
¿Cuál es el sueño de un profesor de tu asignatura?
Despertar el “científico interior” de cada niño. Estoy convencido de que la mentalidad científica es una habilidad innata del ser humano, y lo que persigo en última instancia en mi asignatura, lo que sueño de verdad, es evocar esa curiosidad con la que todos nacemos, avivarla, expandirla y darle estructura -lo que Santo Tomás de Aquino llamaría pasar de la curiositas a la studiositas-, ya que pienso que ese es el verdadero germen de la motivación intrínseca de los alumnos para descubrir, aprender y explorar el mundo que les rodea.
En este sentido, la oportunidad de poder poner en marcha el proyecto “Todos somos científicos” me parece alucinante. Llevar la ciencia a Infantil y al resto de cursos de Primaria es una ocasión inigualable para mantener viva la llama de la emoción por explorar que habita en cada niño, y que hace brillar de entusiasmo sus ojos al descubrir cosas nuevas. Eso no se debe perder nunca.
¡Gracias por compartir tus experiencias, Alejandro!
Sólo puedo despedirme dando las gracias por la oportunidad de esta entrevista y por poder ser parte de esta comunidad educativa. Ahora que me conocéis un poquito más, solo me queda decir que aquí estaré para lo que podáis necesitar de mí, dispuesto siempre a seguir construyendo con vosotros.