Lejos de los habituales «reglamentos», con su catálogo de prohibiciones y de castigos asociados, éstas están integradas por una serie de directivas de carácter positivo: Se trata de fomentar virtudes, más que de catalogar las prohibiciones (éstas se derivan implícitas de aquellas). La virtud consiste en el ejercicio de lo éticamente excelente entre las acciones posibles hasta lograr convertirlo en un hábito espontáneo. La consciencia de si mismo y de los otros, la generosidad y la justicia, corresponder al privilegio de poder tener al alcance una educación de excelencia, la fidelidad a lo esencial, ...: «Cuanto más - en esa dirección-, mejor» y lo «otro», obviamente, quedará calificado por esa misma perspectiva de las cosas.
En su sentido más profundo, «educación» consiste en la adquisición efectiva de una ética, entendida como el pleno desarrollo de las posibilidades de excelencia de cada ser humano en el terreno intelectual y moral. Esta concepción de la educación es la que orienta a todo nuestro Ideario. Por favor, léalas y ayúdenos: «Formemos equipo».
La lectura de las normas de convivencia para los alumnos de nuestro Colegio, obviamente, no está al alcance de los alumnos más pequeños y si invitamos a los padres a su lectura es con el propósito de entendernos mejor: La formación -nada menos- de una persona, de un hijo, constituye un proceso jalonado de momentos tan decisivos e irrepetibles que hacen imprescindible una verdadera colaboración -en equipo- de sus familiares y los profesionales elegidos para su educación.