'Desde el primer día sentí como si toda la vida hubiese estado aquí'


Rafael Antonio Sáez Isaac
Natural de Alcaudete (Jaén). Diplomado en Profesorado de Educación General Básica especialidad Ciencias Humanas y licenciado en Geografía e Historia sección Historia del Arte.
Actualmente es responsable de la formación religiosa, la organización de las Primeras Comuniones y el comedor.
En el curso 2014-2015 cumplió 25 años con nosotros y por ello nos brinda esta entrevista.

¿Por qué eres profesor?
Porque siempre me gustó, desde pequeño siempre me atrajo la labor de enseñar, hasta tal punto que lo descubrí como mi vocación y soy feliz haciendo lo que hago. De todas formas yo matizaría algo mi respuesta y diría que personalmente distingo entre la palabra “profesor” y la palabra “maestro”.
Entiendo que el que se siente exclusivamente profesor, enseña y se dedica ante todo a la materia que enseña, es decir, a transmitir los conocimientos relativos a su materia y después calificar el nivel de aprendizaje que se ha producido en sus alumnos. Desde mi punto de vista, digamos… Es una relación “profesional, menos cálida y cercana” que la del que se siente “maestro” porque este último, lo primero que hace es demostrarle a sus alumnos que LOS QUIERE (con mayúscula) y por eso les riñe y los felicita y les reprende y los premia… pero ante todo LOS QUIERE (insisto, con mayúscula) porque para él son algo importante, mejor dicho, son “alguien” importante en su vida.
Además, creo que la palabra “maestro” en sí misma, intrínsecamente, lleva algo mucho más grande y sublime que quien así lo siente lo hace. Ese algo es ayudar al alumno a que sepa hacer brillar el diamante que cada uno de ellos lleva dentro haciéndole descubrir de lo que es capaz y formando su personalidad, estimulándolo en todo momento al descubrimiento de que vivir en sociedad significa, ante todo, respetar a los demás sin mirar la raza, la nacionalidad, la forma de ser del otro, sintiéndose ciudadano libre del mundo al que le transmite, como un día también le transmitieron a él sus maestros, una serie de valores, modos de comportamiento y formas de enfrentarse a su mundo concreto, y que son enseñanzas que no se encuentran en ningún libro de texto ni los contempla ninguna asignatura, pero quien se siente “maestro” sabe que a sus alumnos les van a servir para su vida presente y sobre todo para la futura, anteponiéndolos incluso, al aprendizaje de un conocimiento académico.
Por lo tanto, después de hacer esta aclaración, personalmente, te diré que me siento “maestro” más que “profesor”. Es lo que intento hacer todos los días.

Si no pudieras ser profesor, ¿a qué te dedicarías?
Ya he comentado que es lo que me ha gustado siempre. Desde pequeño ya jugaba con mis amigos a “la escuela”. Por tanto, estoy seguro de que si volviese a nacer haría lo mismo.
Tengo la gran satisfacción de decir que me gusta mi trabajo, que no me pesa, que recibo más de lo que doy y que duermo estupendamente con la satisfacción y el cansancio de un día de trabajo bien hecho, por lo menos, lo mejor que yo sé y puedo hacerlo. ¿No es esto grande?

¿Qué recuerdas de tu primer día de clase?
Mi bautismo académico fue en septiembre del curso 1981-1982, en otro colegio. Una clase con 49 niños de primero de EGB para mí solo. Sí, sí, 49, como dos clases de ahora.
Lo recuerdo como si fuese hoy. Yo llegué con todas las teorías aprendidas en la carrera, Piaget, Montessori… mis programaciones, mis ideas, el plan de clase perfecto para aquel día, minuto a minuto… Y de repente… como se dice habitualmente, todo se me vino abajo como un castillo de naipes.
¡Anda, ahí los llevas! –me dije- Y esta vez son todos para ti, no hay profesor tutor de prácticas.
Recuerdo aquella clase grande, muy iluminada, pues tenía enormes ventanas y en la que había cinco filas de 10 pupitres cada una. Los niños correteando, jugando gritando… todo lo que te puedas imaginar, menos sentados en su sitio.
Fue duro, pero gracias a mi guitarra y a una canción para enseñarles el nombre de los dedos de la mano conseguí que su atención se fuese centrando en mí y poco a poco conseguí calmarlos (es verdad eso de que la música amansa a “las fieras”) Así que poco a poco y uno tras otro, nos fuimos presentando y diciendo los nombres.
Aún los recuerdo con emoción y un enorme cariño, sobre todo el nombre y apellidos de alguno de ellos, especialmente recuerdo a uno (del que no voy a decir el nombre, evidentemente) con el pelo muy rubio, cortado en redondo, a tazón, que me decía arrastrándose por el suelo entre las filas de pupitres:
- “Mira, mira, ¡soy una culebra!”
Y pensé para mí:
“Aquí debían estar Montessori y Piaget. A ver qué hacían ellos con estos 49”.
Es un recuerdo agridulce, tan lejano en el tiempo y tan cercano a la vez, pero tan querido para mí… Parece que todo ocurrió ayer… y fíjate, en septiembre de este año, si Dios quiere harán ya 34 años.

Después de veinticinco años... ¿En qué crees que ha mejorado el Colegio? ¿Qué sigue igual?
Pues sinceramente, después de veinticinco años… Todo ha cambiado exteriormente, físicamente; hemos crecido en instalaciones, en alumnos… Como a todos, se nos nota el paso de los años pero realmente, lo que sigue igual (como bien dice la leyenda del escudo del Colegio, “fieles a la esencia”) o aún está mejor que en los inicios, es lo referente a la personalización de la enseñanza en cada uno de nuestros alumnos (los años te hacen aprender y adquirir experiencia y además, como los buenos vinos, según dicen los expertos, cuando envejecen mejoran...)
Tú mejor que nadie, sabes las horas que dedicamos a cada alumno y más aún si somos conscientes de que necesita una ayuda o una orientación determinada en un momento de su vida, sin limitarnos sólo y exclusivamente al ámbito meramente académico. Hacemos todo lo que está en nuestras manos por ayudarlos, y orientarlos.
Debido a la dedicación y el esfuerzo del equipo pedagógico con el cuenta nuestro centro hemos conseguido que muchos alumnos descubriesen que eran capaces de alcanzar lo que ellos veían inalcanzable; respetando su ritmo, y ayudándoles a dar ese paso necesario que ellos no se atrevían a dar, por la razón que fuere, en aquel momento y porque en la inmensa mayoría de los casos hemos contado con la importantísima colaboración de sus familias para conseguirlo.
También recuerdo cuando hacíamos “a mano”, sin ordenador, los talleres y libros para nuestros alumnos, los cuadernos de primaria personalizados con el membrete del Colegio…. (rojos para los de 1º-2º verdes para 2º-3º y azules para 4º. El amarillo era general para todos y era el de Matemáticas).
Después vinieron los ordenadores y entonces los libros y talleres se hacían en Word; ahora, con el avance de la informática y el resultado de muchas horas de trabajo, contamos con una cantidad considerable de programas para que nuestros alumnos trabajen en el aula de QUAESTIO tan conocida por ellos, como también ya por sus familias y por la que tanto nos felicitaron el pasado día de “puertas abiertas”. Algunos padres quedaban impresionados al ver los programas con los que sus hijos trabajan e incluso, experimentaban ellos mismos en el aula. ¿Te parece poco el cambio en estos veinticinco años?
Sólo los más antiguos recordarán “los alberos” que actualmente ocupan el aparcamiento; ahora asfaltado, las pistas deportivas y la zona de infantil. ¡Cuántas vigilancias de recreo bajo una sombrilla roja con el letrero de “Coca-Cola”!
¿Y los laboratorios? ¿Y el comedor?... Todo ha ido cambiando para bien, para mejorar, para tener el Colegio del que hoy disfrutamos todos los que formamos la Comunidad Educativa y del que nos sentimos orgullosos para que sea lo que es.
…Y parece que fue ayer cuando llegué por primera vez y ya he cumplido veinticinco años en él.

¿Qué es lo que más te gusta del Colegio?
Son muchas las cosas que podría enumerar, pero personalmente, para mí, la mejor es la oportunidad que brinda a cada uno de sus alumnos para que sean lo que cada uno quiere ser.
Mira, sin ir más lejos y hablo en primera persona: mis dos hijos se han formado aquí y están orgullosos de haber sido alumnos de nuestro Colegio y son lo que son y hacen lo que hacen, debido, evidentemente además de lo que sus padres les hemos ido ayudando para que sean, también debido a todo aquello que el Colegio, en la figura de los distintos tutores y profesores que les han orientado e ido marcando la pauta en sus vidas acompañándolos, muy especialmente ante las dificultades académicas y de otro tipo… hasta la Universidad.
Eso es lo que más me gusta, la relación individual que se crea entre el profesor y cada alumno en particular. Realmente es una de las características que más me ha llamado la atención y es distintiva de nuestro Colegio.
Otro aspecto que quiero destacar es la relación personal que existe entre los integrantes del claustro. Desde el primer día que llegué en el año 1990 me sentí totalmente acogido e integrado, como si toda la vida hubiese estado aquí.
Otra característica de nuestro Colegio que desde el primer día me llamó profundamente la atención es el respeto a cada uno y la aceptación de todos, individualmente, tal como son sin mirar nacionalidad, raza, religión…
Ahí entiendo que está la “Internacionalidad” de nuestro Colegio, no está solamente porque hay alumnos de otros países (fíjate bien que no digo extranjeros. Esa palabra no está en nuestro diccionario). El colegio entiendo que tiene su “Internacionalidad” porque somos ciudadanos del mundo, sin fronteras de ningún tipo y todos tienen cabida en nuestra Institución y se respetan sus costumbres.
En definitiva lo que más me gusta de nuestro Colegio es que en él puedo desarrollar mi labor de maestro, actualmente desde el área de Región y Cultura Religiosa, pero que me permite el contacto directo con los alumnos y desarrollar mi vocación a la enseñanza.
Me gusta mi trabajo, disfruto haciendo lo que hago y me siento privilegiado de poderlo hacer, pues entiendo que el que es arquitecto, es porque le gusta construir; el que es médico, porque le gusta sanar a los enfermos; el agricultor, porque le gusta cultivar la tierra… Y yo soy maestro porque me gusta enseñar. El Colegio me brinda la oportunidad de hacerlo todos los días y tengo la dicha de dormir tranquilo cada noche pensando que has realizado bien tu labor eso sí, en ocasiones con alguna deficiencia, pero en ningún caso por falta de interés o dejadez.
Procuro hacer todas las cosas lo mejor que sé y lo mejor posible, los alumnos tienen derecho a ello y yo el deber de hacerlo así.

¿Cuál ha sido tu trayectoria en el Colegio durante estos años?
Ahora que ya han transcurrido veinticinco años y vuelvo la vista atrás puedo decir que he tenido la suerte de servir a esta Institución desde distintos campos de la enseñanza.
Aquel ya lejano septiembre de 1990 el Colegio me encargó la enseñanza de Geografía e Historia en octavo de EGB; después más tarde fui tutor del llamado “Ciclo Medio” de la EGB que comprendía los cursos de 3º, 4º, y 5º en los que impartí Lengua, Matemáticas, Conocimiento del Medio (Geografía-Historia y Ciencias Naturales) También pasé a ser tutor del “Ciclo Inicial” de EGB (1º y 2º ) donde tuve la oportunidad de dar clase de Lengua Española y Matemáticas. Más tarde y hasta ahora, la asignatura de Religión en 3º y 4º de Primaria y Cultura Religiosa en 5º y 6º de Primaria.
Desde al año 1992 también recibí el encargo de la Catequesis de Iniciación Sacramental, preparando a los alumnos, que así lo han pedido sus padres, para la recepción de los sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía.

¿Sabes cuántas promociones de alumnos han pasado por tu aula?
¡Son muchos los alumnos que he tenido! Cada año en la ceremonia de Graduación hay muchos a los que les digo:
“Estás hecho ya un hombre o una mujer y te recuerdo aún con los calcetines rojos”.
Me emociono en muchas ocasiones porque soy de lágrima fácil y los recuerdos de la vivencia de algunas situaciones difíciles y salvadas en los años pasados pasan en segundos delante de mí al contemplar a ese hombre o mujer que aún recuerdo como un niño.
Como aquella niña que no quería entrar en clase su primer día y la tuve que coger en brazos, decirle a la mamá que se fuera tranquila y ese día de su Graduación la veo hecha una mujer, preciosa, guapísima y elegante con su traje largo…
Al inicio de este curso me emocioné también cuando reconocí a una antigua alumna que traía a su pequeño a Infantil de tres años, “su hijo”, sí. Le dije que si yo cerraba los ojos, la veía a ella con sus coletas y los lazos rojos que le ponía su mamá. Igualmente me emociona y me llena de satisfacción cuando nos visitan antiguos alumnos que ya están ejerciendo su profesión… En fin, la vida que pasa. Como comprenderás son muchísimos los que llevan “un granito de arena” mío, en la playa de sus vidas.

¿Cuál consideras tu mejor curso/año escolar?
Aunque te parezca una tontería, para mí cada curso es el mejor porque es irrepetible y único. Sí que te puedo decir que el más emocionante fue el curso en el que se incorporaron mis hijos al Colegio. Entonces era “Preescolar”. María entró en la clase de cinco años y Rafael Antonio en la clase de tres.
Si cabe, fue como te he dicho, el más emocionante, como así también lo fueron los años en los que se graduaron. Salieron del Colegio hechos una mujer y un hombre preparados para enfrentarse a su nueva etapa académica en la Universidad donde hoy realizan sus estudios de Derecho y Farmacia, respectivamente.

Cuéntanos alguna anécdota...
En tantos años son muchas las anécdotas que te podría contar, pero concretamente, siempre me hizo mucha gracia lo que me pasó con un alumno de 2º de EGB. Tenía que terminar una actividad de la pizarra antes de salir al recreo, si no lo hacía debía permanecer en clase hasta terminarlo.
Después del recreo cuando entramos nuevamente en el aula y comencé a corregir el trabajo, él no lo tenía ni por la mitad, pero me aseguraba que lo había hecho antes de salir y lo que había ocurrido es que “se le habían caído las letras del cuaderno”.

También eres el responsable del comedor escolar, ¿cómo lo organizas?
Pues con la ayuda y colaboración de todos: gobernanta, monitoras, tutores y profesores. Todos somos necesarios y es importantísima la labor que cada uno de nosotros desempeña, no sólo en el comedor sino en cualquier ámbito escolar.
Ayudar a los alumnos a que aprendan a comer correctamente y de todo no es tarea fácil.
Primero te he de decir que lo que no se ve en casa, en la familia, es difícil luego apoyarlo en el Colegio, pero de todas formas intentamos educar a nuestros alumnos también en la mesa.
Desde siempre en el Colegio la comida debe ser aquella en a que se utilicen la cuchara el cuchillo y el tenedor, por eso no hay bocadillos, sándwiches, hamburguesas metidas en los panecillos…
Lo que ocurre es que no es lo mismo comer en un ambiente familiar que en un ambiente escolar y además si estás pensando en que debes salir cuanto antes para coger la pista de fútbol.
En principio, del comedor no se sale, aunque los alumnos hayan terminado, hasta que el profesor o tutor encargado lo indica.
Los menús están confeccionados por una persona que es nutricionista, que lo hace desde el catering que en la cocina del Colegio elabora el menú diario, bueno, los menús, pues como bien sabes hay varios tipos de dieta que por diversas circunstancias se pueden servir a nuestros alumnos que lo precisen, incluso, en cocina hay un recinto especialmente habilitado para aquellos alumnos con algún tipo de intolerancia, como por ejemplo al gluten, donde con instrumental y menaje especial se les confecciona su menú para evitar así una posible contaminación.
Es importantísima aquí la labor de cada una de las monitoras que sirven las mesas y que conocen perfectamente qué alumnos deben o no deben tomar un tipo de alimento en concreto pues para estos alumnos, la nutricionista prepara un menú lo más parecido al menú basal del resto del colegio.
Si observas el menú es distinto todos los días de la semana aunque se repitan platos a lo largo del mes, pero siempre están preparados de distinta forma. Todas las semanas hay un primer plato fuerte de legumbre, arroz, pasta, patatas, verdura (ya tienes ahí los cinco días) y un segundo plato que consiste en dos días a la semana carne; dos días, pescado y un día huevo.
En cuanto a las guarniciones se fomentan sobre todo las ensaladas y las verduras, incluso todos los días hay una guarnición opcional, también de verdura o ensalada.
En los postres antes se servían en días alternos fruta del tiempo y lácteos pero por indicaciones de Sanidad se cambió a que lácteo se sirva sólo un día a la semana.

Gracias, Rafael, por compartir con nosotros tus experiencias y reflexiones.
De nada. Ha sido un placer.
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