Julia Martínez, 2º Premio en el IV Concurso de Microrrelatos “Badenes Literarios”


Nuestra alumna de 1º de Bachillerato Julia Martínez Fernández ha sido premiada con el Segundo Premio en el IV Concurso de Microrrelatos “Badenes Literarios”, organizado por la Asociación de Vecinos La Luz en Avilés. El Jurado de esta edición, compuesto por los escritores Julia Navas, Filadi Curto García y Javier Muñiz Pulido, ha decidido concederle el segundo premio por tu trabajo "La gran obra del Palacio Valdés".

Julia es una de las alumnas que pertenece al grupo de Excelencia Literaria que este curso se ha puesto en marcha.

A continuación, el maravilloso microrrelato de Julia:

La gran obra del Palacio Valdés

Una tarde de noviembre de 1992, un muy buen amigo mío me preguntó cuál de las obras teatrales que había escrito era mi favorita.

Sin intención alguna, divagué entre experiencias que había mantenido ocultas entre bastidores y candilejas. Los actores se convirtieron en lienzos, y mis personajes en pintura. Sentí como la catarsis del público envolvía el distante repicar de los aplausos y el esplendor de las bambalinas. Fue el estreno de “El As” de Calleja Gómez, en 1920. La platea era la plaza de Hércules, y yo estaba en el Olimpo. Allí supe, sin dudar, que había nacido para el teatro.

Palacio Valdés también me escribió unas obras que terminé aceptando como mías, pues sólo yo era capaz de dar vida a sus novelas. Sin embargo, con el paso de las décadas mis diálogos se volvieron monótonos y el público dejó de insistir en colarse en los ensayos. Entonces escribí una obra de cómo mis obras dejaron de ser relevantes al sueño que Valdés me dejó en legado, sustituidas por el cine. La titulé “Avilés dormida”. Su estreno, previsto en 1972, jamás llegó a darse.

Pero en 1992, el mismo día que mi buen amigo me preguntó aquello, el público escribió una obra para mí, y con su amor a la experiencia teatral que ni se escribe ni se pinta, devolvieron a mi obra su correspondiente lugar en el corazón de Avilés.

Así que, sin duda ni arrepentimiento de mi carrera como dramaturgo, puedo confesar que de todas las obras que supe transmitir en experiencia, mi favorita es esta misma. El actor presenta un folio en blanco y el público lo lee. Se habla de teatro, pero no se oyen diálogos. Es una acotación en cursiva, un monólogo triunfante. Es el teatro de Avilés rompiendo la cuarta pared. Es el drama que se asoma al final del acto. Es el teatro en tinta, de siglos de historia. Es el teatro que habla. Es el público que lee. Es quien me lee que hoy conoce la historia del Teatro Palacio Valdés.

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