Pan para hoy y hambre para mañana.
“La princesa Eloísa creció sana, bella, feliz… Pero cuando llegó la hora de aprender a leer, a sumar, a restar, a escribir… ¡ninguno de los sabios del reino podía con ella! Igual que un gato travieso, Eloísa trepaba por las cortinas del castillo y no había quien la bajase de allí! Tiraba del pelo a sus profesores, les sacaba la lengua y si querían enseñarles las letras se tapaba los oídos y se ponía a chillar.
Sus padres, los reyes, ya no sabían de dónde traerle los sabios y los profesores que le enseñaran… A todo le ponía pegas: “Leer es aburrido”, “Escribir me cansa”, “Las Matemáticas no me gustan”... Un día, los reyes ya no pudieron más y se echaron a llorar: “A nuestra hija, la princesa, no le gusta aprender”, “Todos los sabios y profesores del reino nos aseguran que es inteligente pero no quiere, no le gusta, aprender”.
Leer artículo completo en el blog del tutor D. Eduardo Armenteros
“La princesa Eloísa creció sana, bella, feliz… Pero cuando llegó la hora de aprender a leer, a sumar, a restar, a escribir… ¡ninguno de los sabios del reino podía con ella! Igual que un gato travieso, Eloísa trepaba por las cortinas del castillo y no había quien la bajase de allí! Tiraba del pelo a sus profesores, les sacaba la lengua y si querían enseñarles las letras se tapaba los oídos y se ponía a chillar.
Sus padres, los reyes, ya no sabían de dónde traerle los sabios y los profesores que le enseñaran… A todo le ponía pegas: “Leer es aburrido”, “Escribir me cansa”, “Las Matemáticas no me gustan”... Un día, los reyes ya no pudieron más y se echaron a llorar: “A nuestra hija, la princesa, no le gusta aprender”, “Todos los sabios y profesores del reino nos aseguran que es inteligente pero no quiere, no le gusta, aprender”.
Leer artículo completo en el blog del tutor D. Eduardo Armenteros